«La moda no es solo la más grande enemiga del arte, aún peor es aquella moda que ha pasado de moda» (István Sándorfi, también conocido como Étienne Sandorfi).
Gran Maestro del último tercio del s XX, no solo por su obra -extraordinaria- sino también porque abrió un sendero a la actual generación de pintores figurativos, tal vez la más talentosa en el último medio siglo. Sin Sándorfi no se puede entender la pintura de hoy. Partiendo del hiperrealismo supo sacrificar una técnica soberbia en pos de una expresividad de gran envergadura. Lo comentamos en nuestro reciente artículo de Alyssa Monks: «Desaprender para avanzar«. El hiperrealismo no es un fin en si mismo, sino el soporte de un lenguaje absolutamente personal.
Su pintura linda con un surrealismo profundo, auto-expresivo «todas mis pinturas son autorretratos, el tema es un pretexto». Técnicamente era tan perfecto que introducía fallos intencionados. Durante 15 años utilizó lienzos grises (su época azul, tal vez la más impactante y expresiva caracterizada por la frialdad de los tonos). Después lienzos rosas o beiges. Solo al final de su carrera volvió al lienzo blanco: «Llevo veinte años luchando conmigo mismo y creo que es por el lienzo, necesito más luz».
Acerca del tema como pretexto, para Sándorfi era indiferente pintar un limón o una modelo (frecuentemente sus hijas). La clave está en que carezca de simbolismo. Por ello viste a sus modelos con una capa o sábana: lo extrae de la época y circunstancia, convirtiéndolo en eterno.
Si Sándorfi ha sido un pintor de pintores y no ha llegado aún al gran público es porque escapó siempre de los modismos en una época en que para pintar figurativo se debía pedir perdón. Y sobretodo huyó del entramado mercantil que hoy parece indisoluble con el arte. En los años 80 las mejores galerías del mundo se lo disputaban, pero se convirtió en una piedra en el zapato de los traders y el negocio. Escribió Vicente Gallego: «La influencia de un poeta no se mide por la cantidad de lectores que convoque su poesía en un momento determinado, sino por la hondura con que hiere a aquellos que quedan expuestos a su acero«. Aplicado a la pintura en particular esta reflexión es especialmente certera con Sándorfi, porque cada lienzo es un golpe directo al pecho.
La retrospectiva que el MEAM ha organizado en Barcelona es la más importante que jamás se ha realizado sobre Sándorfi: más de 140 obras de gran formato que llenan la totalidad de las salas del Palau Gomis. Se presenta prácticamente la totalidad de la obra de la primera mitad de su carrera, toda su época azul, mucho de su época rosa y una buena parte de su etapa final.
La exposición se completa, en la tercera planta, con una reproducción del taller de Sándorfi, lleno de piezas auténticas: Su caballete de madera con la obra póstuma que dejó inacabada, sus paletas, colores, fotografías y sus pinceles, algunos confeccionados por él mismo como hicieron los grandes clásicos.
Inauguración: 22 de septiembre
Finaliza: a confirmar
Horario: de martes a domingo, de 10:00 a 20:00 h.
Entrada General: 9 €
Visitas guiadas: Sábados y Domingos a las 12.00 h: 11€