La pose Schiele y el gesto de la mano

Schiele-autorretrato con chaleco de pavo real-1911

Egon Schiele fue probablemente el primer punk. Vivió deprisa y murió joven (1890-1918); con 16 años ya fue aceptado en la Academia de Bellas Artes de Viena, le apadrinó nada menos que Gustav Klimt y en 28 años dejó una numerosa obra tan escandalosa como su vida.

Paradigma del artista totalmente asíncrono con su tiempo, ni comprendía la sociedad que le rodeaba ni los que estaban en su entorno lo tuvieron fácil con él. Tal vez ni hoy lo querríamos como vecino. Pero el legado de su obra es capital. Sus revolucionarios y melancólicos paisajes inspiraron a infinidad de artistas de todo el siglo XX, a ellos ya les dedicamos un artículo: Schiele, Paisajes.

Hoy nos centramos en cómo atacó el retrato, con una intuición y ferocidad descarnadas en la búsqueda de su propia identidad. Porque a diferencia del retrato tradicional Schiele rechaza la idea de una correspondencia interna – externa;  sus retratos destacan por la tensión entre el yo y la imagen; en el extremo opuesto a una presentación en sociedad trata de capturar el espacio entre ambos.

Y todo ello está especialmente expuesto en los autorretratos, con su célebre gesto de la mano en el pecho. Les prometí en Facebook que lo comentaríamos y para ello permítanme detenernos en la considerada primera obra en que lo pintó: «Autorretrato con chaleco de pavo real» de 1911, colección Ernst Ploil. Se anunció su exposición en la gran retrospectiva de 2018 con motivo del centenario de su adiós, no obstante Cristina Ortega nos comentó en facebook que ya está colgado en las paredes del Albertina.

Schiele-autorretrato con chaleco de pavo real-1911

En esta obra encontramos muchas de las claves de Schiele. Como  declaración de intenciones elaboró unas mezclas de color (gouache y acuarela) nunca vistas antes, con fosforescencia (Kandinsky estaba haciendo lo mismo pero a miles de kilómetros, en Moscú). Llama la atención el cabello, que parece electrocutado. Este peinado-despeinado, rebelde, ya le caracterizará siempre, casi un siglo antes de que los Sex Pistols lo recuperaran para cantar-gritar que no hay futuro (¿he escrito que Schiele fue el primer punk?). Pero fíjense en el aura que pinta alrededor… tiene mucha relación con el gesto de la mano.

Vayamos al conjunto; los retratos de Schiele son pose y movimiento  (uno de los grandes admiradores -confeso- de la pose Schiele fue David Bowie, que la imitó en varias de sus portadas). Por ejemplo la expresión del rostro, dinámica, pero sobretodo desafiante y narcisista. Schiele no usaba espejo para autorretratarse, la imagen real no cuenta sino la identidad. Y en el mismo sentido se pinta con una elegancia insólita… en su más profundo momento de miseria económica y rechazo social. Rebeldía y narcisismo, alejamiento de la realidad, al que ayuda la inexistencia de fondo, con una pequeña concesión al decorativismo en la parte baja de la obra. Los fondos de Schiele, si existen, rara vez contextualizan.

Pero la clave de sus retratos reside en el poder comunicativo de las manos. Schiele las exagera, las deforma y focaliza la atención sobre ellas, mediante el color y un gesto poco natural. Y cuando se trata de autorretratos éste no es casual: el gesto es una contraseña, una señal que usaban las élites culturales de la Viena de hace un siglo para reconocerse. El origen del gesto vienés -por una vez los historiadores se han puesto de acuerdo- está inspirado en los extraordinarios frescos bizantinos de Estambul (entonces Constantinopla) y en concreto en el pantocrátor de la iglesia de San Salvador de Cora. Por supuesto con él otorga la salvación, ¿significa que Schiele está en actitud de bendecir, qué su arrogancia llegaba al punto de ir bendiciendo al personal?: No, su significado es «el Arte puede salvar al mundo».

obras:

1.- Autorretrato como San Sebastián, poster, 1914, MHA Viena

2.- Estudio de manos, sin fecha, colección privada.

3.- Autorretrato con la mano en el pecho, 1910, gouache y acuarela, colección privada.

Egon-Schiele

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