«Rusiñol no es impresionista ni clásico: es él y nada más; y en la colección Jardines de España, que ahora se expone, yo no sé qué hay que admirar con preferencia, si la verdad de su sentimiento o la espontaneidad de su factura, si la delicadeza de su colorido o la acertada elección del tema» (París, 1899, François Thiébault-Sisson en el diario Le Temps).
Esta reseña de hace 118 años es vigente aquí y ahora: El Museu del Modernisme ha conseguido reunir gran parte de aquellos lienzos que catapultaron a Rusiñol internacionalmente y que después formarían parte del libro-joya «Jardines de España», prologado por Azorín, donde el propio pintor anudó para siempre sus obras con poemas de Machado, Maragall, Marquina, Alcover, Pérez de Ayala, Juan Ramón Jiménez, Costa i Llobera o Mestres, entre otros.
Una gesta del equipo de producción del Museu, junto a los tres grandes sabios de la obra de Rusiñol: Mercedes Palau-Ribes, comisaria de la muestra, el padre Laplana y el Dr. Francesc Fontbona. Procedentes de colecciones privadas de todo el mundo, la mayoría de lienzos no se han mostrado en público desde hace un siglo.
Los jardines han inspirado a músicos, poetas, pintores y escultores… cada uno ha encontrado en ellos lo que ya llevaba dentro, la vibración que sintonizaba con sus sentimientos más profundos. Rusiñol quedó sacudido, estética y espiritualmente, en su viaje a Florencia junto a Zuloaga al descubrir los jardines de Fiésole; buscaba la inspiración renacentista y volvió con aquel edén de cipreses en su retina.
Y alcanzó en los jardines su obra más personal, de una belleza prodigiosa y con una profunda carga simbólica. Son paisajes emocionales, que se funden con su estado de ánimo, a veces umbrío y melancólico, de un gran intimismo poético; otras exuberante, con lienzos capaces de iluminar una sala con sus colores vívidos. Desde los florecientes y delicados parterres nazaríes de Granada (La Alhambra y Los Cármenes) a las decadentes -por abandono- glorietas de Aranjuez, cuyo Real Sitio era entonces un enclave remoto que la monarquía había dejado de frecuentar casi un siglo atrás.
Fruto de su observación tranquila y silenciosa del mundo, de la fragilidad del instante, con gran sentido de la composición y de la luz, filtrada en infinitas tonalidades (komorebi*), los jardines de Rusiñol son un extraordinario testimonio de su periplo existencial. La «cosmovisión naturalista» de Rusiñol, que escribió Laplana.
*komorebi es una de las más bellas palabras japonesas. Puede traducirse como «Luz del sol filtrada por las hojas de los árboles».
La muestra consta de 40 lienzos de Rusiñol, obras maestras, de las que más de una decena se colgaron en la exposición de París y se consignaron en el libro «Jardines de España», cuyas dos ediciones originales se exponen también.
Inauguración: 23 de marzo de 2017
Hasta el 9 de julio de 2017 en el Museu del Modernisme, Balmes, 48.
Horario:
Martes a Sábado de 10,30 a 19 h
Domingos y festivos de 10,30 a 14 h
Lunes cerrado
Entrada General: 10 € . Incluye visita a la colección permanente.
web del Museu: http://www.mmbcn.cat/
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Rusiñol en els 4 Gats. Sobre su cabeza la réplica de una de sus obras de referencia y que influiría decisivamente en su pintura: «La Tarde» de Velázquez. Un lienzo en que parece que no hay tema: no hay retrato, ni personaje, ni relato. El genio sevillano se adelantó varios siglos a su tiempo, porque el tema es la luz.
Si desean recordar aquellos años locos : Els 4 Gats: Casas, Romeu, Rusiñol y Utrillo.
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