Jeremy Mann, el joven Maestro del plano medio

Jeremy Mann

Jeremy Mann

Lo confieso: cada vez que veo uno de sus retratos me sumerjo en la fragilidad del instante y me olvido del pintor; el óleo cobra vida propia y me atrapa en su mundo.

Así que voy a intentar hablar sobre el autor: Jeremy Mann, un talentoso californiano que con 36 años ha alcanzado un intimismo poético maduro, característica común a  los mejores  de los maestr@s de la pintura contemporánea.

Mann ha encontrado la máxima expresividad de su talento en dos temas clásicos: retratos de mujer y su ciudad, San Francisco, pero su aproximación es completamente nueva : esto es pintura del siglo XXI.

En mi opinión, alcanza su cima en los planos medios, con composiciones complejas y maduras, en los que desarrolla unas atmósferas que hipnotizan como un encantamiento, con un brillo nuevo en unos tonos que habitualmente son apagados : cálidas escenas íntimas con colores fríos. Los infinitos matices de sus blancos perlados son prodigiosos.

Cómo lo consigue es un misterio pero no un secreto, sabemos algo de su técnica: Pinta sobre paneles de madera, esta superfície sólida le permite rasgar, acuchillar, aplicar disolventes para difuminar, incluso utiliza rodillos de pintura para conseguir texturas arenosas.

Javier López reflexiona en su twitter @lajirafaquearde : «… La joven está «atrapada» en el blanco de su vestido, que a su vez hace como que se funde con la pared.. Para ella, mirar al espejo, es el modo de evadirse de cuanto la rodea… el deseo de trascender su propia inocencia, o sea que el espejo es el símbolo del umbral de la pubertad.. Por eso cuanto aparece reflejado en el espejo no es blanco.. ¿Qué hay en el espejo?»  https://twitter.com/@lajirafaquearde

 

Su otro tema, la ciudad, también es un clásico del impresionismo y el hiperrealismo, y de nuevo nos sorprende con su paleta de colores, sus brillos y sus texturas.

El foco es  de nuevo la media distancia : cualquier detalle podría parecer abstracto, pero cuando el ojo se mueve a través de la obra emerge el conjunto en todo su esplendor, las líneas de puntos se convierten en luces de freno y los trazos de color en brillos de neon. Los ambientes lluviosos contribuyen a esta perspectiva y a la atmósfera del conjunto, y además le permiten difuminar todo lo que quiere y más. El agua como filtro, para combinar la línea hiperrealista con la pincelada abstracta, característica común a muchos maestros contemporáneos.

Apenas aparecen personas (se habrán refugiado de la lluvia?) y sin embrago se respira, transmite una gran vitalidad. Es la ciudad en sí misma la que se convierte en protagonista única.

Jeremy mann

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